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Correr la milla

Ferraz es como una caja de bombones

Pedro Sánchez con el empresario Víctor de Aldama.
Pedro Sánchez con el empresario Víctor de Aldama.Koldo García
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Es normal que el presidente no pueda contener algún gesto de exasperación. Si ya se han ofrecido 11 versiones distintas del viaje de Delcy a España, ¿cuántas explicaciones más son necesarias? Creo que la historieta original era la de que José Luis Ábalos había acudido a saludar a su amigo el ministro de Turismo venezolano, Félix Plasencia, y que, enterado a última hora de que el avión también traía a Delcy Rodríguez, decidió ocuparse de evitar un conflicto diplomático.

El cuento de nuestra Sherezade fue variando a medida que se le descubrían algunas incongruencias. No fueron 1001 versiones, sino 11, y esta semana hemos confirmado lo que ya sospechábamos: que todas eran mentira, pues alguien que cuenta 11 versiones sobre un mismo acontecimiento demuestra que está dispuesto a decir cualquier cosa excepto la verdad.

Los whatsapp intervenidos por la Guardia Civil confirman que Koldo García había puesto al tanto a Interior y a Exteriores de sus gestiones para encontrarle a la vicepresidenta venezolana un chalé con piscina para su estancia en España. ¿Y quién es Koldo para ocuparse de estas contingencias? Por de pronto, el retratista de la estampa de época en la que Pedro Sánchez y Víctor de Aldama sonríen a la cámara desde un lugar reservado del acto de presentación del candidato Pepu Hernández al Ayuntamiento de Madrid. Koldo estaba en la pista de Delcy y en el camerino con Aldama y con los avales de las primarias de Sánchez. El azar siempre le lleva a ser testigo de la historia: es el Forrest Gump socialista.

Una foto con Pedro Sánchez no demuestra nada. Pero sí que sea Koldo quien la haga, que se realice en un sitio de acceso restringido y que quien sale en ella tenga una línea tan directa con Delcy Rodríguez que un tiempo después comente con ella al minuto los problemas de José Luis Ábalos durante una entrevista para explicar el viaje de la vicepresidenta a España.

Hay quien compara ahora al muñidor zamorano con aquel Francisco Correa que dio nombre inmortal a una trama de corrupción del PP. Ya se puede hacer una distinción y es que, comparado con los negocios que se traía entre manos Aldama, entre el oro, el petróleo y los hidrocarburos, lo de la Gürtel se antoja una bagatela.

Se entiende la exasperación. Los portavoces estarán hoy preguntándose, con un hastío anticipatorio e indisimulable, cuántas versiones distintas tendrán que exponer para ocultar la verdadera naturaleza de las relaciones de Víctor de Aldama con este Gobierno. Si su palabra aún valiera algo, cabría recomendarles que no la comprometieran en un momento de tal trasiego de materiales. Da igual, están de saldo.